Capítulo 549 Se estaba yendo
Santiago siempre se burlaba de mí porque me gustaba su apariencia, y yo nunca lo negaba. Con lo guapo que era, era lógico que apreciara su belleza. Y, sin embargo, era mi marido, por lo que lo querría aunque perdiera todo su atractivo y quedara desfigurado.
—Es inevitable; tu belleza intrínseca y tu extraordinario atractivo son difíciles de pasar por alto, Santi. —Me recostó en la cama procurando no moverme mucho por las heridas. Mientras lo contemplaba, presionó mis sienes y las masajeó con delicadeza. Prácticamente, ronroneé de la satisfacción.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread