Capítulo 461 Esconderse y eludir
El auto de Santiago se alejó y desapareció en la distancia. Yo me quedé de pie sola e impotente junto a la carretera. Sabía que, esa vez, era la culpable, pero solo había querido seguir mi corazón. Ya no quería deberle nada a Ezequiel. Era cierto que Santiago estaba enfadado, pero también que yo había saldado mi deuda con Ezequiel por haber salvado mi vida.
Sabía que Santiago estaba furioso y no pensaba con claridad y que me iba a ignorar durante un tiempo. Al pensar en eso, me sentí muy triste. Sobre todo, me había dolido escucharlo decir que yo jamás le había brindado una sensación de seguridad; me había recordado a lo que había dicho en Finlandia, cuando estábamos en peligro y él estaba medio inconsciente: que siempre le había molestado la existencia de esa persona. Que sabía que no tenía nada de qué preocuparse, pero que, de todos modos, lo hacía. Había dicho que jamás había imaginado que llegaría el día en que alguien como él sintiera celos de otra persona. De pronto, me di cuenta de que se refería a Nicolás. Era verdad que yo jamás le había dado una seguridad absoluta, en cambio, la demandaba de él todo el tiempo. Y siempre era yo quien montaba escenas. Esa faceta de Santiago me generó mucho pesar y un dolor intenso se abrió paso en mi alma.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread