Capítulo 361 Distancia
La carta me pesaba en la mano, pero, aunque sentía su presencia, no tenía pensado abrirla. Después de todo, la carta le pertenecía a Elisa. Sin embargo, me sorprendió que Carolina se hubiera ido sin darse cuenta de que ya no la tenía. Más extraño aún era que la mujer hubiera escrito una carta, como si supiera que no le quedaba mucho tiempo de vida. Metí el sobre en mi bolso y entré a la residencia. Un criado me guio hasta el salón, donde Santiago ya había acomodado a su madre en el féretro. A diferencia del último velatorio, el de la señora de la casa, ese evento sombrío tuvo que celebrarse con discreción, por lo que Santiago no invitó ni siquiera a un miembro de la familia extendida. Elisa iba a ser enterrada junto a mi padre, aunque, para mí, no lo merecía. Sin embargo, no era el momento para un planteo semejante: Elisa estaba muerta y había sido un homicidio, y yo no tenía derecho a decir nada.
Me quedé de pie fuera del salón mirando a Santiago, que estaba arrodillado junto al féretro, vigilando a su madre. Los últimos dos años habían sido desgarradores para nosotros a causa de la partida, en rápida sucesión, de mi padre biológico, mi madre y la madre de Santiago. Incluido el de ese momento, llevábamos cuatro funerales.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread