Capítulo 321 ¿Me llamo Nicolás Ferreiro?
Antonio me envió un mensaje de texto que decía: «Quiero hablarte de Alfredo; es un ermitaño que jamás interactúa con desconocidos. Su familia siempre manejó los negocios en nombre de él y nadie ha visto siquiera su rostro. Nadie, ni siquiera los Genova, tiene una fotografía de él». Le respondí que era un hombre muy misterioso y me pregunté: «¿Cómo hizo un hombre tan enigmático para conocer a Maya? Supongo que tendré que interrogarla en cuanto tenga la oportunidad». De pronto, Antonio, que parecía haberse entusiasmado con el tema, escribió: «Los Lebrón son extremadamente ricos, pero los Genova jamás hicieron negocios con ellos o los vieron en persona. Usted debe hacer todo lo posible por mantener su amistad con la señorita Silva, ahora, señora Lebrón». Enseguida entendí a qué se refería, pero si bien él tenía derecho a querer eso para la familia Genova, había algunas cosas, como mi amistad con Maya, que no debían evaluarse solo desde el punto de vista monetario. Decidí no responderle y dejé el teléfono.
De pronto comencé a extrañar a Santiago y el hecho de estar lejos de él se tornó insoportable. ¿Cuándo me había vuelto tan dependiente de mi novio? Dejé escapar un suspiro. Juliana me oyó y quiso saber si todo estaba bien, por lo que tuve que inventar una excusa deprisa.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread