Capítulo 809 Por fin, ¡Dios mostró misericordia!
Boris y Josué asintieron con firmeza, ambos confiaban en él. Así era como se comportaban los verdaderos expertos, era todo lo contrario a aquellos estafadores a los que les gustaba difundir sus acciones por todas partes.
Mateo sacó algunas agujas de plata y caminó de un lado a otro junto a la cama de la joven. De repente, insertó con precisión siete agujas plateadas en su cabeza y hombros. Josué se quedó estupefacto al ver aquella escena, estaba sorprendido por la habilidad y la velocidad de Mateo.
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