La expresión del guardia palideció de miedo tras escuchar aquellas palabras. No supo qué decir; lo único que pudo hacer fue mirar a Jacinto. El rostro de Jacinto estaba igual de pálido, y tampoco sabía qué decir.
—¿Qué quieren decir? ¿Piensan tan poco de mí? ¡¿Cómo se atreven a no responder a mi pregunta?! —gruñó Mateo.
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