Capítulo 1019 La mujer seductora
Mateo se sorprendió cuando se dio cuenta de que aquella mujer se había percatado de su presencia. Dio un paso atrás de forma discreta para que la mujer no se diera cuenta de su acción, pero aun así salió corriendo de la habitación. Luego, se paró en el patio y olisqueó el aire enérgicamente como si estuviera buscando algo. Mateo la siguió y frunció el ceño cuando vio lo que estaba haciendo. No había duda de que había detectado el humo que él había liberado hace unos minutos.
¡De ninguna manera puedo permitir que este asunto se sepa! Así que sacó una aguja de plata y se la encajó con cuidado en la nuca. La mujer flaqueó y se desmayó. Luego, Mateo la sacó de la residencia Lizárraga cubierto por la oscuridad de la noche. Pero antes de irse, también se deshizo de los cuerpos de los cuatro perros. Aunque no significaba nada perder cuatro perros, la familia Lizárraga sabría que alguien había entrado en la residencia si encontraban los cuerpos.
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