Capítulo 1577 El siempre cauteloso Macondo
En la finca Ramírez y en el depósito entraba y salía gente con frecuencia, pero el lugar más misterioso de toda la finca no era otro que el patio de Macondo. Los únicos que tenían derecho a entrar en su casa eran sus hijos, Don Ramírez y su esposa.
Incluso sus propios hijos habían sido advertidos de que no podían entrar y salir a su antojo. Por lo que les había contado, la casa de la corte era un santuario para él, donde recogía sus pensamientos y refinaba sus artes marciales.
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