Capítulo 2675 Recibir una bofetada
La furia cegó a Solano, impidiéndole captar el trasfondo de las palabras de Efraín. Tras los repetidos insultos, su ira alcanzó el punto de ebullición. Con los ojos desorbitados por la rabia, agarró la tetera frente a él.
—¡Maldito bastardo! —rugió—. ¿Quién te crees que eres para criticar a la Familia Durcal?
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