Capítulo 7 ¿Por qué no contestaste mis llamadas?
Elena se sentó a un lado de Sasha y habló sin parar acerca de cómo debería contactar a Francisco más seguido por el bien del negocio de la familia. Desde el principio, ella no tomaba en cuenta los sentimientos de Mateo, aunque fuera su yerno.
Mateo se mantuvo en silencio mientras enfocaba toda su atención en Sasha, quien tenía el ceño fruncido desde que subió al auto. Su expresión facial era sombría y no dijo ni una palabra, dándole la impresión de que estaba bastante molesta. El corazón de Mateo sufría mientras pensaba: «¿Tanto te molesta regresar a casa conmigo? ¿Acaso Francisco es tan importante?»
Poco después, llegaron a la entrada de su comunidad. Mientras Mateo estacionaba el auto, el resto de ellos subieron las escaleras. Al llegar a la puerta con el equipaje, Mateo escuchó la voz de Elena por casualidad.
—Sasha, tu padre tiene razón. No hay futuro para ti si te quedas con Mateo. Todos en Eastcliff saben que ustedes nunca han tenido intimidad. Si te divorcias de él ahora, tu reputación seguirá intacta y muchos jóvenes amos con dinero irán detrás de ti. En definitiva, puedes encontrar a alguien que es mil veces mejor, así que ¿por qué sigues con él si sabes que no tienen futuro?
Mateo sintió otra punzada de dolor en su corazón; no era la primera vez que hacían comentarios así de él. Después, abrió la puerta y entró, fingiendo que no escuchó nada. Elena resopló cuando lo vio, sin una pizca de culpa en su rostro y en lugar de eso, lo miró de forma desafiante:
—Tardaste demasiado solo para ir por el equipaje. ¡Qué flojo eres! —Elena siguió atacándolo—. Mateo, ¿no puedes ser más útil para que Sasha no se avergüence de ti?
—¿Qué hay de malo conmigo? —contestó Mateo sin poder contenerse.
—Si no fuera por ti, Sasha pudo haber asegurado un gran acuerdo al pasar más tiempo con el joven Cuevas y al menos, podríamos mudarnos a otro lugar. Tu presencia afectó el estado de ánimo del joven Cuevas y hemos perdido un gran potencial de negocio, ¿lo sabías? —contestó Elena de forma agresiva.
«¿Estás echándome la culpa a mí? ¿Acaso no conoces las intenciones ocultas de Francisco? De acuerdo con tu lógica, ¿solo debería ser un cobarde y dejar que mi esposa se acueste con otro hombre a cambio de un gran acuerdo?» Pensó Mateo con el ceño fruncido. Mateo no pudo contener su furia y dijo:
—Suegra...
—¡No me digas así! —interrumpió Elena enseguida—. ¡No somos tan cercanos!
—Francisco tiene malas intenciones con Sasha y ustedes... ustedes lo saben. No quería discutir ninguna oportunidad de negocio con ella. ¡Lo único que quería era... aprovecharse de Sasha!
—¿Y qué si ese es el caso? —gritó Elena—. Los encuentros sociales son inevitables cuando quieres hacer negocios. En toda familia, el esposo es el encargado de socializar, pero es lo contrario para una escoria como tú. Tu esposa es la que tiene que ganarse la vida para alimentarte ¿y tienes el descaro de criticarla?
—No... no la estoy criticando —dijo Mateo enseguida para defenderse.
—¡Suficiente! —dijo Sasha en voz baja y le lanzó una mirada furiosa a Mateo—. ¡Estoy cansada!
Luego de que Sasha regresara a su habitación, Elena miró a Mateo con furia.
—¿Escuchaste eso? Sasha dijo que está cansada. Apresúrate y lava la ropa ahora. Y ya que no regresaste en todo un día, hay muchos trastes esperándote en la cocina. ¡Límpialo todo!
Mateo apretó su mandíbula, pero aun así fue a limpiar al final. En esos últimos 3 años se acostumbró a ese trato. No le importaba cómo lo trataran los Coronel, pues lo único que le importaba era lo que Sasha pensara de él. Ahora que había heredado el legado de su familia con el dije de jade y pudo adquirir la habilidad de controlar la vida y la muerte de los demás, sería pan comido alzarse contra ellos. En otras palabras, él tenía lo que los Coronel necesitaban para convertirse en una familia influyente en Eastcliff, pero la pregunta era si ellos valían la pena. La respuesta a eso dependía de la actitud de Sasha hacia él. Si ella no sentía nada por él, entonces él debía olvidarse de este matrimonio de 3 años. Pero si ella lo quería o le importaba un poco, entonces él tomaría la responsabilidad que un esposo debía cargar «¡Si no me dejas, entonces estaré contigo hasta que la muerte nos separe!» Pensó Mateo.
Cuando acabó con sus deberes, Mateo se digirió a la habitación que tenía dos camas. La más grande era de Saha mientras que la otra, que era de menos de un metro de ancho, le pertenecía a él. Sasha se sentó frente al tocador aturdida mientras pensaba en algo con una expresión triste en su rostro. Cuando lo escuchó entrar, giró su cabeza hacia un lado y se limpió las lágrimas de sus ojos, pero Mateo lo había visto todo y sintió pánico. «¿Qué le sucede?»
Él pudo conocer a Sasha muy bien en los últimos 3 años. Aunque ella tenía el título como la mujer más hermosa de Eastcliff, tenía una personalidad tenaz y se negaba a lograr cualquier cosa con su apariencia y en lugar de eso, estaba determinada a ser exitosa con sus propias habilidades.
Sasha comenzó como la empleada de nivel más bajo en la empresa de su familia, y paso a paso alcanzó el nivel donde estaba ahora. El hecho de que ella estaba a cargo de una de las empresas de los Coronel era el resultado de su esfuerzo. Por mucho tiempo, ella aguantó todas las dificultades y todos los desafíos sin derramar una sola lágrima. Pero ¿y ahora? ¿Por qué estaba así después de regresar de su viaje de negocios? ¿Qué sucedió en el viaje? Mateo no pudo evitar recordar la conversación que tuvo con Francisco en el teléfono aquella noche y su corazón comenzó a latir con más fuerza. «¿Será que le hizo algo a Sasha?» Ese pensamiento hizo que cerrara los puños con fuerza y sintió un dolor punzante en su corazón.
—Sasha... ¿qué... sucedió? —preguntó en voz baja.
Ella le lanzó una mirada y dijo con una expresión seria:
—No es nada.
—Dime. Tal vez puedo ayudarte —consoló Mateo, haciendo su mejor esfuerzo por tranquilizarse.
—¿Ayudarme? —Sasha lo miró con desdén—. ¿Cómo piensas ayudarme? Mateo, ni siquiera puedes cuidar de ti mismo, ¿y así quieres ayudarme? ¿Quién crees que eres?
Aunque se quedó perplejo por un momento, Mateo no le podía revelar a Sasha que había heredado el legado de su familia y ahora era un doctor genio. La razón de la aniquilación de los Lara aún era un misterio y no se atrevía revelarlo sin antes juntar y desarrollar las habilidades suficientes. Primero, necesitaba estar seguro de lo que Sasha sentía por él antes de decidir si podía confiar en ella.
—Mateo, solo resuelve tus propios asuntos. Han pasado 3 años desde que comenzaste a trabajar en el hospital, ¡tres años! Mientras otros siguen avanzando en sus carreras, tú eres el único que se ha han degradado año tras año. Escuché que no fuiste a trabajar ayer. ¿A dónde fuiste? ¿Que no sabes lo difícil que fue conseguirte ese trabajo? —dijo Sasha con una profunda sensación de decepción.
Era claro que Javier lo había delatado. Cada que Mateo tenía algún inconveniente en el hospital, él le contaba a Sasha una versión exagerada de ello no solo para ser más cercano a ella, sino también para perjudicar a Mateo.
—Tuve un asunto ayer —respondió Mateo.
—¿Qué asunto? —preguntó Sasha.
—Yo... —Mateo se quedó mudo. Le quería contar lo que le había sucedido a Natalia, pero ya que no contestó ninguna de sus llamadas, era claro lo que ella sentía por él. Si hablaba de Natalia ahora, Sasha no solo no mostraría compasión, sino que también diría comentarios sarcásticos.
—¿Por qué no respondiste mis llamadas en los últimos días? —preguntó Mateo con la mandíbula apretada.
Sasha lo miró con sorpresa por un momento y después dijo con molestia:
—Yo contesto las llamadas que quiera. ¿De verdad crees que puedes controlarme, Mateo?
—¡Oye! —Mateo estaba tan molesto que comenzó a gritar—. ¿Por quién me tomas, Sasha Coronel?
—¿Y tú por quién me tomas? —preguntó de vuelta con la misma molestia en su tono.
Mateo agachó la cabeza y no dijo nada más. En el pasado, él hubiera respondido de inmediato que ella era su esposa, sin pensarlo. Pero no podía decir lo mismo ahora porque se sentía decepcionado.
Al notar su silencio, Sasha se molestó aún más y le dio un golpe a la mesa.
—¡Sal de aquí! ¡No vuelvas a aparecerte frente a mi otra vez!