Capítulo 3000 Sr Fulgencio
El jardín de hierbas no era extenso, apenas unas tres hectáreas más o menos, y la colocación de las hierbas no era uniforme ni seguía ningún orden en particular. Sin embargo, en medio de esta aleatoriedad, había una extraña armonía, como si cada hierba conociera su lugar.
Después de que Mateo esperara un rato, el Sr. Fulgencio interrumpió lo que estaba haciendo:
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