Cuando Mateo estaba terminando su oración, una mirada fría salió de sus ojos y su rostro se llenó de hostilidad en una expresión feroz que rara vez se veía. Hilario tembló cuando se dio cuenta de que el hombre frente a él no era un vago inútil que pudiera manipular con facilidad.
—E-es inútil que me digas esto. ¡Déjame decirte que los Cruz tienen toda la evidencia que te señala como el asesino!
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