Capítulo 1038 La amenaza del ciempiés
Con la cuenta de jade en la mano, Félix siguió de cerca a Mateo mientras se dirigían furtivamente hacia la entrada de aquel edificio. Durante el camino, Mateo se había dado cuenta de que Félix sabía defenderse muy bien. Había aprendido artes marciales desde joven y contaba con una energía interior que le permitiría derribar por lo menos a seis o siete individuos comunes de una sola vez.
Las cualidades de Félix les serían útiles en esta situación. Por lo menos, sus pasos eran ligeros y nadie los oiría entrar. Una vez que alcanzaron la pared, Félix se disponía a treparla cuando Mateo lo detuvo. Félix lo miró perplejo.
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