Capítulo 1452 Ser un buen perdedor

Tras permitir que Lina se encargara de algunos asuntos, Mateo estaba listo para retirarse. Sin embargo, en cuanto se dio la vuelta, notó que había una persona cerca. No era otro más que el supervisor. Tras ser despedido por Adán y perder su empleo, parecía abatido. No obstante, en cuanto vio a Mateo, sus ojos se le llenaron de inmediato de un amargo resentimiento. Desde luego, culpaba a este último de todo lo que le sucedió en aquel día. Si no fuera por él, no habría perdido su empleo. En un principio, Mateo quiso ignorarlo. Sin embargo, la mirada venenosa en los ojos de aquel hombre hizo que cayera en cuenta de que podía causarle problemas en el futuro si no arreglaba las cosas en ese momento. Una persona tan vil no tendría el valor de enfrentarse abiertamente contra él, pero sería un dolor de cabeza si lo apuñalaba por la espalda. Por ello, se acercó hacia el supervisor y le dijo en voz baja: