Capítulo 931 ¿Cómo puedes ser tan despiadado?
Estupefacta, Elena miró a Santiago al tiempo que guardaban un silencio sepulcral. En esta ocasión, ambos habían perdido diez millones, así que ninguno de los dos tenía el derecho de sermonear al otro. Pasaron unos minutos hasta que Elena por fin rompió el silencio con un suspiro.
—Olvídalo, el dinero ya no está, pero al menos estamos a salvo. Pase lo que pase, no podemos dejar que Sasha se entere de esto.
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