«¡¿Qué?! ¡¿Mil millones?!» Al escuchar eso, Bai Yi se quedó completamente pasmada. Sus ojos se abrieron de par en par de la sorpresa e incredulidad. «Si no los compro, tengo que pagar la multa de mil millones, pero si lo hago, ¿cómo voy a conseguir cinco mil millones de inmediato?» Al darse cuenta de que todos la miraban con sorna y burla, Bai Yi notó que nunca se había sentido tan avergonzada en su vida. Enseguida empezó a llorar lamentándose y susurró:
—Lin Fan, ¿por qué haces esto? ¿No me has avergonzado lo suficiente?
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