El trabajador que había envenenado a Bai Yi la noche anterior era Li Junhan, un joven que tenía poco más de veinte años. Como había comenzado a trabajar hacía poco tiempo, era solo un trabajador interino que no se imaginó tener tanta mala fortuna. Antes, alguien le ordenó que administrara el veneno e incluso prometió pagarle un millón después de que completara la tarea. Nunca había recibido una suma de dinero tan grande. Sus padres honestos y cumplidores de la ley podían cultivar por el resto de sus vidas y nunca ganarían esa suma. Por el contrario, Li Junhan logró ganar un millón después de completar una tarea tan sencilla. Después de recibir el dinero, planeaba regresar a su pueblo natal. Quería construirse una casa y conseguir una esposa hermosa sin tener que trabajar por el resto de su vida.
—Li Junhan, es hora de que te vayas a trabajar. ¿A dónde vas?
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