¡Estaba vestido como un pordiosero! Parecía tan tímido e inmaduro. No importaba cuanto tiempo lo miraran, no podían relacionar al hombre que tenían en frente con la ferocidad de Lobo Sangriento quien era un asesino y un gran maestro.
«¿Eh?» Justo cuando Zhang Yi y los guardaespaldas se callaron, la sonrisa sincera del joven se congeló mientras sus ojos se entrecerraban.
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