—¡Ahhhhh! ¡Dejen de golpearme!
En ese momento, resonaron unos horribles chillidos que dejaron a todos pasmados. Yang Minghao estaba completamente desorientado. Sentía como si le estuvieran por quebrar los huesos con los bates que aterrizaban muy fuertes sobre él. Era lamentable ver como la sangre escarlata fluía desde su cuerpo. En un abrir y cerrar de ojos, su cuerpo estaba irreconocible.
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