«¿Que no se arrepientan?» Todos en la Familia Zhang parecían disgustados por lo molesto que estaba Lin Fan. ¿Por qué se arrepentirían por echarlo a él, un inútil que dependía de su mujer? Incluso querían que se fuera de ese lugar lo antes posible porque ya estaban hartos de él.
—¿Regalos? Me temo que alguien como tú solo puede pagar alguna porquería vergonzosa. —Se burló Zhang Lei y, acto seguido, abrió una de las cajas de regalo de la que sacó un cuenco de cobre, sucio y viejísimo—. Ja, ja, ja, Lin Fan, ¿este cuenco usado es tu regalo? —Zhang Lei no podía contener la risa antes de continuar—: ¿Estás intentando humillar a mi abuela regalándole esta porquería?
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