—Vaya, eres bastante bueno fingiendo, pero ¿qué puedes hacerme? —Li Xiaoming no tomó en serio lo que le decía, y continuó hablando con arrogancia—: No tengo miedo de decirte que mi cuñado es una persona importante en el gobierno provincial. Incluso Long Jiu no puede hacerme nada, así que será en vano que intentes crear problemas. Yo soy el que manda aquí ¡Ja, ja, ja!
—Solo espera y verás. —Lin Fan sonrió con tranquilidad y no pronunció otra palabra.
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