Todos se quedaron estupefactos y casi se les salieron los ojos de la sorpresa. Él se lavaba las manos con el vino de reyes, lo que era un completo desperdicio. ¿Acaso ese hombre estaba loco? Al final, la multitud entendió por qué Lin Fan dijo que no lo bebería; era porque planeaba lavarse las manos con él, ya que así era como los adinerados exhibían su riqueza.
Mientras veían cómo esa excepcional y preciosa bebida se escurría poco a poco, no sabían si a Lin Fan le dolía el corazón por desperdiciarla, más a ellos les sangraba.
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