—¿Y qué si la abofeteé? Intentó impedir que salvara a mi madre, ¡ya estoy siendo indulgente al no matarla! —exclamó Xu Dexiang. Si se hubiera dejado influir por Wang Yalan, su madre estaría muerta.
Mientras tanto, la gran señora Jiang se esforzaba por sentarse, así que rápidamente él le ofreció ayuda, mientras que Xu Yourong colocó otra almohada detrás de ella, para que tuviera algo acolchado en qué apoyarse.
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