El grito del soldado hizo que se estremeciera y que girara la cabeza asustada en dirección a la voz. El soldado miró la foto que tenía en la mano y la comparó con ella, frunció el ceño y se alejó rápidamente. Ese ajetreo hizo que el corazón de Li Xijun se acelerara, y que sintiera una sensación de ansiedad cada vez más intensa. Al cabo de un rato, un anciano de aspecto amable apareció frente a ella.
—Eres Li Xijun, ¿verdad? —preguntó con una sonrisa.
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