En un instante, la mayoría de los peatones y los doctores que estaban allí habían huido, aparentemente para tratar de evitar la epidemia. En un abrir y cerrar de ojos, solo quedaban tres personas: Ye Tian, Mike y el paciente.
—¡Maldita sea! ¡Esto sí que es la peste negra! Hace poco escuché del aumento de casos sur de la provincia, pero nunca pensé que llegaría hasta la ciudad de Jiang.
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