Se podía ver como las gotas de sudor bajaban por la frente de Qiu Jie. Él era el príncipe de las carreras de Jiangnan, ¡no debía perder esta carrera! ¿cómo podría perder frente a un yerno vividor? Eso seguro de que no podía suceder. Mientras pensaba en ello, un brillo maligno cruzó por sus ojos y pisó el acelerador a fondo, girando el volante con ambas manos.
¡Brrrum! De inmediato, el Lamborghini emitió un rugido feroz al arremeter contra el Santana que estaba al lado suyo. Sin embargo, justo cuando el Lamborghini estaba a punto de embestirlo, volvió a ocurrir algo increíble.
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