—¡Maestro! ¿Qué hace aquí?
En cuanto lo vio el maestro Lang, quien estaba tirado en la cama del hospital, intentó sentarse. Mientras tanto, Duan Chun, parado al lado de él, había quedado tan petrificado que su rostro empalideció. Su altura de 1,80 metros lo hizo sentir como un cordero pequeño, débil y lamentable.
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