El tiempo pasó volando y ya era el segundo día. El estadio de la ciudad de Jiang estaba renovado hacía poco y en la entrada había colgados carteles enormes de la diva asiática, Zhang Yichen. Cuatro palabras en un llamativo neón estaban colgadas encima de la entrada: «El Deseo de Fan».
Además de las palabras en neón, había un cartel dibujado a mano de un hombre de espaldas. En el póster solo se podía ver su perfil y todos sus rasgos faciales no estaban claros, excepto sus ojos, que parecían penetrantes y llenos de maldad. El muchacho del póster vestía un piloto negro, y desprendía un aura distante e inquietante. Era el benefactor de Zhang Yichen: Fan Shen, a quien innumerables personas admiraban y respetaban.
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