«¿Estás contento?» Cuando escucharon esas palabras, Perro Rabioso y sus hombres sintieron como si les hubiera caído un rayo; se asustaron tanto que casi mojan sus pantalones.
«¿Co…cómo es posible?» Tambaleándose por la conmoción, Perro Rabioso miró a sus subordinados tirados en el camino, y se sintió como en un sueño. Un solo hombre derrotó a veinte personas armadas, y con cada golpe certero que daba quebraba un brazo y una pierna a cada uno de esos hombres. Era increíble.
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