Zhu Yuanchao estaba súper nervioso porque, si era Lin Zuo el que estaba allí, no tendrían más remedio que liberarlo.
—¿C-cómo voy a saberlo, padre? ¿Cómo me atrevo a tomar una suposición arrebatada? Por supuesto que tengo que dejar que tú decidas sobre tal asunto —se lamentó Zhu Qianlong porque no se atrevía a hablar sin certezas.
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