Li Xunran palideció tras escucharlo. Al contemplar que quizá tendría que vivir con ese imbécil el resto de su vida, sintió que sería una tortura más grande que la muerte; no obstante, eso no era todo.
—No tengo miedo de decir que no serás mi única mujer después de que nos casemos —continuó Wang Boyi en un tono más alto y sintiéndose engreído—. Dado que soy un hombre excepcional, ¿cómo podría sentirme satisfecho con solo una mujer? Sería asombroso si puedes tolerarlo, pero, si no puedes… Bueno, tendrás que hacerlo de todos modos.
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