Ouyang Feifei al fin sintió miedo, pero ya era demasiado tarde. Todo tenía un precio y evitar cometer errores era la mejor solución para tener una buena vida porque nadie sabía qué error conduciría una irremediable consecuencia.
—Se lo compensaré. ¡En verdad! —Presa del pánico, Ouyang Feifei se inclinó con tanta fuerza que se le hinchó la frente—. Trabajaré muy duro de ahora en más para compensárselo de a poco, pero no me mate —le imploró con lágrimas en los ojos.
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