Capítulo 1815 Antonio
Danrique frunció el ceño. Sin previo aviso, extendió la mano y la sujetó de la garganta empujándola sobre la mesa. A continuación, le advirtió:
—Déjame aclararte algo. Eres una simple doctora. Soy yo quien se gasta una fortuna contratándote, ¡no debes ordenarme!
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