Capítulo 197 El cheque
Aquella noche, Adriana estuvo plagada de pesadillas. Cuando volvió a salir el sol, se despertó cubierta de sudor. Tenía los ojos muy abiertos y fijos en el techo mientras jadeaba. Tardó un buen rato en recuperarse. Después de asegurarse de que estaba en una habitación de la residencia y de que estaba a salvo, suspiró aliviada.
La ropa se le pegaba y se sentía incómoda, así que se dirigió al baño para darse una ducha. Cuando sus manos entraron en contacto con el agua, una punzada de dolor recorrió sus dedos. Solo entonces se dio cuenta de que la piel de la punta del pulgar estaba desgarrada. Adriana no le prestó atención, pensando que se trataba de una herida provocada por la huida del día anterior.
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