Capítulo 2278 Desastre
La Señora Presidente se sujetó la mejilla y ni siquiera se atrevió a soltar un fuerte suspiro. Aunque se sentía muy agraviada, su hija no era solo responsabilidad suya. El Señor Presidente, como padre, también tenía que tomar parte en la disciplina de su hija. A pesar de ese pensamiento, no tuvo el valor de decirlo en voz alta. Después de todo, su marido no era un hombre ordinario.
—¡Te quedaste en casa sin hacer nada todos estos años y ni siquiera eres capaz de educar bien a nuestra hija! Qué inútil eres. Resuelve este asunto ahora mismo o te arrepentirás.
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