Capítulo 353 Nadie puede intimidar a mis nietos
Roberto miró hacia arriba y frunció el ceño con rapidez cuando vio que el niño era Santiago.
—¿Él otra vez? —Patricio parecía sin palabras—. La otra vez en el patio de recreo, su abuela le reservó el carrusel, así que no llegamos a jugar demasiado. ¿Tiene la intención de reservar todo el restaurante esta vez? Entonces, ¿eso significa que no podemos volver a jugar?
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