Capítulo 159 Extorsión

Adriana escuchó y se quedó quieta. Después de la montaña rusa de eventos que ocurrieron ese día, ella estaba exhausta y no pasó mucho tiempo antes de que se quedara dormida con profundidad, acurrucada en sus brazos. Por otro lado, la cabeza de Dante estaba a toda marcha y no podía dormir. Frunció el ceño mientras miraba a la mujer en sus brazos. Tenía un gran físico. Cada parte de su cuerpo parecía ser perfecta y cada centímetro de su piel era suave como la seda, y en ese momento en particular, su cuerpo estaba presionando el de él. Por supuesto, estaba encendido, sin embargo, no se permitiría hacerle nada. En silencio y con cuidado, se levantó de la cama y fue al baño. Le tomó una ducha con agua fría y cien flexiones para calmar su bestia interior. Luego, en bata de baño, se dejó caer en el sofá y al final se durmió. «No será tan difícil si mantengo mi distancia…».