Capítulo 1167 Se avecina una tormenta
Adriana terminó la llamada. Frunció el ceño ante la pantalla negra y vacía de su móvil. Sus emociones estaban a flor de piel, de forma rápida cambió su rostro a una expresión neutral y volvió a centrar su atención en los niños.
Dante estaba tumbado en la cama, sujetando su móvil contra el pecho. Su torso expuesto estaba atravesado por varios tubos. Después de medio mes de tratamiento, había perdido mucho peso. Sus ojos estaban hundidos y todo su cuerpo tenía un aspecto demacrado. Era difícil mirarlo en ese estado.
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