Capítulo 1778 Una manada de lobos
Francisca apagó rápido los faros y aceleró el camino hacia la montaña. Parecía que tenía una visión nocturna que le permitía ver el camino delante en la oscuridad. Aunque era un camino estrecho, todavía podía controlar el volante bastante bien como para que no se desviaran de la ruta.
Hay que reconocer que Samuel estaba impresionado, y Fabián también la observaba con admiración. Por otro lado, Danrique la observó con calma y dijo despreocupado:
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