Capítulo 887 Dedicó su vida a educarme
Los labios secos de Hernán se abrieron como si tuviera algo que decir, pero no pudo emitir ningún sonido.
—Son las cuatro y media de la mañana, así que los niños están dormidos. Los traeré en cuanto te sientas mejor —dijo Dante, quien sabía qué era en lo que estaba pensando Hernán.
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