Capítulo 739 Una mirada llena de rabia asesina
Roberto permaneció en la habitación, sin apartar los ojos del computador. Esperaba a que la residente de la casa apareciera para poder ver bien su rostro. Sin embargo, después de un largo rato, no la veía por ninguna parte. Además, todas las ventanas de la casa las habían cerrado. La única visión que la paloma mecánica tenía era la de los muros de piedra de la casa.
Roberto sintió que su estómago gruñía. Tomó el panecillo caliente que había sobre la mesa y se lo comió, remojándolo con leche. Luego siguió mirando la pantalla con atención.
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