Capítulo 672 Viva o muerta
La niebla de misterio en torno a la desaparición de Adriana solo parecía espesarse. Cuando Dante por fin llegó a Cedros con el corazón palpitante, acabó con las mismas conclusiones. Perdiendo la calma, corrió como un loco y fue a todos los lugares que se le ocurrieron para buscar a Adriana. Bajo la implacable tormenta, Dante corrió por las calles gritando el nombre de Adriana. Tenía la ropa empapada por completo, la voz ronca y los ojos inyectados en sangre. Mientras miraba la ambulancia destrozada con un inconfundible charco de sangre delante y los jirones manchados del vestido de novia de Adriana, sintió que su corazón se hacía pedazos.
No podía perdonarse haber puesto a Adriana en peligro y haber dejado que Hernán la enviara a otro país. Tampoco podía aceptar que no hubiera podido rescatarla a tiempo. Pensamientos oscuros invadieron la mente de Dante. «¿Y si la torturaron y murió? ¿Y si…?». Le dolía solo de pensar en esas cosas. Con las cejas más fruncidas, barrió sus ojos a su alrededor con pánico. Nunca se había sentido tan impotente y asustado en su vida. «¿Y si en verdad está muerta? ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Qué se supone que debo hacer?». Dante estaba al límite.
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