Capítulo 662 Atrapadas aquí para siempre
Al día siguiente, al amanecer, la Señora Fresno y Adriana fueron a buscar un móvil. Compraron tarjetas SIM locales junto con los móviles. De forma curiosa, los vendedores ponían muchas excusas a la hora de permitir las llamadas internacionales. Les explicaron que se debía a la identificación que proporcionaron.
La Señora Fresno utilizó todo el lenguaje corporal que se le ocurrió, pero fue en vano. Cuando Adriana intentó comunicarse en español, solo se encogieron de hombros e inclinaron la cabeza. Al final, pidieron ayuda a su vecino, Arturo. Pero él también les dijo que no podía hacer nada, y que no había forma de contactar con su familia en casa. Adriana se dio cuenta de que, si la Familia Licano se esforzó tanto para enviarla allí, también le impedirían ponerse en contacto con sus hijos. Eso explicaba las numerosas restricciones que acompañaban a sus identificaciones locales, que la Familia Licano obtuvo para ellas. De repente, Adriana corrió hacia su casa cuando se le ocurrió una idea. Rebuscó en una de las cajas, buscando su pasaporte, pero no estaba, al igual que su tarjeta de identificación del País C. En ese momento, ella y la Señora Fresno solo tenían en su poder las tarjetas de identificación de la Nación T. Estas tarjetas les impedían tomar aviones, viajar en tren y hacer llamadas internacionales. En otras palabras, las posibilidades de salir de Cedros y establecer contacto con gente de fuera eran casi nulas.
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