Capítulo 367 ¿Y si yo soy el padre?
—¡Gracias, señor Hernán! —le agradecieron los niños.
Al mismo tiempo, Adriana ya se había levantado. El gerente la reprendió en silencio, y ella salió del lugar a toda velocidad con su fregona en la mano. Dante de repente se puso de pie y la siguió, no sin antes atar su abrigo a su alrededor.
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