Capítulo 194 Ojos verdes
Adriana tardó media hora en llegar a la puerta principal de la residencia. En el exterior había una calle con árboles plantados a ambos lados que tenían instalados faroles, iluminando el camino hacia su libertad. Inflando el pecho, continuó su camino hacia la salida.
Aquella noche corría una brisa que la envolvía en un agradable frío. Mientras miraba el camino iluminado por la luna y escuchaba los sonidos de ranas e insectos, se sentía como si estuviera en un cuadro. El hermoso paisaje tranquilizó a Adriana y también reforzó su determinación de mantenerse alejada de Dante. «No puedo dejar que me controle... ¡No me convertiré en una esclava de ese demonio!».
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