—¡Sí! —Wilfrido suspiró con tristeza y dijo—: Tal vez estaba destinado por Dios que no pudiera ponerme de pie el resto de mi vida.
—No. En definitiva, pensaré en algo —respondió rápido Francisca—. Empieza una videollamada conmigo ahora. Quiero mirar tus piernas.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread