Capítulo 176 Amarte es mi condena: ¡culpable!
Salvador parpadeó, giró y miró a aquella mujer a la que tanto había buscado, la pieza clave de todo era ella, y de pronto sus ojos se clavaron en Brenda, estaba sentada entre la audiencia, lo había conseguido, había dado con el testigo principal.
—Gracias —susurró. Aunque sabía que el mérito no era solo de ella, sino también de Majo, inhaló profundo, con la presencia de esa dama, Araujo estaba perdido.
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