Capítulo 166 Amarte es mi condena: las cosas en su sitio
María Joaquina abrió la puerta de aquella habitación de la clínica, asomó su cabeza, miró que no hubiera nadie, se acomodó la ropa.
—Ya podemos salir —avisó a Salvador, luego de haber tenido un encuentro apasionado en aquella alcoba.
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