Capítulo 22 ¡Los celos me enloquecen!
Miguel se hallaba pensativo, intentando asimilar todo lo que Luciana le confesó, el corazón le dolía, y mientras se hallaba en ese trance de nuevo los golpes en la puerta lo sacaron de sus cavilaciones, enseguida se paró a abrir, era su prima Karla, quién entró frunciendo el ceño, y con profunda seriedad lo encaró.
—¿Te volviste loco? ¿Quieres mandarme quince días a Brasil con el tal Emiliano? —rugió embravecida—, que te haya servido para entretenerlo unos minutos, no quiere decir que me voy a enredar con un tipo como ese —resopló. —¡Es un amargado! ¡Un creído! ¡Me cayó mal!
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