Capítulo 130 Amarte es mi condena: sueños prohibidos
Majo se puso de pie, estuvo a punto de lanzarle la bebida en el rostro, pero se contuvo, apretó los dientes.
—¿Crees que no soy capaz de competir con mi hermana? ¿Acaso piensas que un hombre que conozca a Malú Duque no se puede fijar en mí? —indagó con los ojos cristalinos y la respiración agitada.
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